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Hoy es la fiesta de la Natividad de la Virgen

Hoy es la fiesta de la Natividad de la Virgen, y de alguna manera es la fiesta de la fraternidad reunida con la Madre, para agradecer el don de la vida y de la vocación. Compartimos con vosotros este pequeño relato para niños con el deseo de que nos ayude en nuestro crecimiento espiritual.

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Esta es la historia de una madre que tenía dos hijos pequeños: el menor de 9 años y el mayor de 12. Era una mañana de primavera radiante. la mamá pensó que era un buen día para hacer una limpieza a fondo de la casa y cocinar una tarta deliciosa para el almuerzo. Una vez que preparó a sus dos niños les envió al parque que estaba justamente en frente de la casa. Antes de despedirles encargo muy insistentemente al mayor:

- Estate muy atento y cuida mucho de tu hermano el pequeño¡¡¡

Cuando llegaron al parque todas las flores lucían unos colores estupendos y el hermano mayor, al ver las flores, se recordó de su madre y comenzó, poco a poco, a coger las flores más hermosas y preparó un ramo precioso. Comenzó a pensar en la cara que pondría su madre al ver el ramo de flores, y sin pensarlo dos veces, regresó de inmediato a la casa para ofrecérselas. Llamó al timbre y cuando la madre abrió la puerta se quedó muy sorprendida al ver las flores. Apartándolas suavemente, notó de inmediato la ausencia de su hijo pequeño y un poco nerviosa le preguntó al hijo mayor:

- Estas flores son preciosas, pero ¿dónde está tu hermano pequeño?

El hermano mayor, cómo si no oyese la pregunta de su madre, insistió:

- Mamá mira qué ramo de flores tan bonito. Cómo este no lo hay en el mundo entero.

La madre asintió:

- Sí, sí, es precioso, pero ¿y tu hermano?

El hermano mayor, todavía ensimismado y orgulloso de sus flores, respondió:

- ¡Que importan donde está mi hermano¡, tú, disfruta de las flores que te he traído.

La madre se enfado mucho. Tomó las flores, las arrojó al suelo, le agarró de la orejita a su hijo y le dijo:

- Vete al parque y no regreses a casa hasta que no traigas contigo a tu hermano.

Pensando en la Virgen María en este día en el que celebramos su cumpleaños se nos presenta una duda que no es fácil de responder: ¿esta sensibilidad por los pobres y los pequeños la aprendió María siendo discípula de su Hijo o, por el contrario, fue la Madre quien se la transmitió a su Hijo? Sea como fuere la pedimos que nos siga ayudando a ser fieles en el seguimiento de su Hijo hasta el último día de nuestra vida.

Fra. Jaime Rey e Charles Alphonse Ofm Cap
Segretariato Generale della Formazione

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