Angelico Lipani (1842-1920) (N. Prot. 2178)
Fondatore delle Suore Terziarie del Signore. Nasce a Caltanissetta il 28 dicembre 1842. Entra tra i cappuccini nel 1861. A causa delle soppressioni degli Ordini religiosi lo stesso anni dell’ordinazione sacerdotale, 1866, deve lasciare il convento. Presso la Chiesa del Signore della città raduna e forma una Fraternità di Terziari Francescani dalla quale nascerà, per dare aiuto e sollievo alle orfane dei minatori, la nuova Famiglia religiosa femminile. Muore a Caltanissetta, dopo sette anni di malattia, il 9 luglio 1920. L’Inchiesta diocesana si è celebrata negli anni 1997-2001. Il Decreto di validità è stato emesso il 22 novembre 2002 con la richiesta di un’Indagine diocesana suppletiva sulla Fama di santità. Il nuovo Decreto di validità giuridica per l’Inchiesta diocesana fu emesso il 19 luglio 2004. Il 23 febbraio 2016 la Positio è stata sottoposta al giudizio dei Consultori Storici che hanno dato il loro parere favorevole. Il 17 gennaio 2019 il Congresso Peculiare dei Teologi ha riconosciuto le virtù eroiche del Servo di Dio e il successivo 18 giugno 2019 la Sessione Ordinaria della Congregazione delle Cause dei Santi ha dato parere favorevole per il riconoscimento delle virtù. Il 6 luglio 2019 il Santo Padre ha autorizzato la pubblicazione del Decreto super virtutibus. Venerabile. Ora si è in attesa di un miracolo.
El pasado 18 de junio de 2019 los Cardenales y Obispos reunidos en la Sesión Ordinaria de la Congregación para las Causas de los Santos, reconocieron que el Siervo de Dios Angélico (en el siglo Vicente) Lipani (1842-1920) vivió de manera heroica las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), cardinales (fortaleza, justicia, prudencia y templanza) y las de su estado de consagrado (pobreza, castidad y obediencia).
El 6 de julio de 2019 el Santo Padre Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el correspondiente Decreto super virtutibus. Ahora, para su beatificación es necesario presentar un hecho extraordinario/milagroso obtenido por intercesión del Venerable Siervo de Dios.
El siervo de Dios nació en Caltanissetta (Italia) el 28 de diciembre de 1842. El mismo día fue bautizado con el nombre de Vicente, quinto hijo de una numerosa familia del matrimonio formado por Salvador y Calogera Raitano.
Vicente inclinado a la piedad, manifestó el deseo de hacerse religioso, pero los padres no se mostraron del mismo parecer, proponiéndose más verlo como sacerdote diocesano para tenerlo en la familia, porque su hermano Pedro, ya sacerdote, murió jovencísimo. Venció sobre todos la gracia de Dios que mantuvo firme la decisión de Vicente y luego los padres le consintieron su elección. A los 19 años, el 23 de octubre de 1861, entró en el noviciado de Caccamo (PA) recibiendo el nombre de Angélico.
Terminado el año de noviciado, el 24 de octubre de 1862, fue admitido a la profesión y transferido a Palermo para los estudios de filosofía y teología. El 23 de octubre de 1865 emitió la profesión solemne y el 3 de diciembre siguiente la ordenación sacerdotal permaneciendo en Palermo para concluir los estudios de teología.
Con la entrada en vigor de la ley de supresión de los Institutos religiosos, leyes de supresión del 7 de julio de 1866 y 15 de agosto de 1867, el joven sacerdote debió quitarse el hábito religioso y dejar el convento. Vistió la sotana de sacerdote secular y se puso bajo la obediencia del Obispo de Caltanissetta, Mons. Giovanni Battista Guttadauro († 1896). Obtenida la patente de predicador en 1868 el Siervo de Dios comenzó a ocuparse de la asistencia espiritual de la Tercera Orden Francisana.
En 1874 el Obispo le confió el oficio de profesor de Gramática latina en el seminario diocesano. Un ministerio que cumplió con fidelidad durante 25 años, educando un numeroso grupo de futuros sacerdotes. Además de docente en el Seminario y formador de jóvenes candidatos diocesanos, desde 1872 Mons. Giovanni Battista Guttadauro lo nombró Rector de una pequeña iglesia, en mal estado y sin adornos, en la periferia de Caltanissetta dedicada al Santísimo Crucificado, y denominada Señor de la Ciudad, la cual pronto se transformará en un centro de intenso movimiento espiritual. Aquí, con la ayuda de la Tercera Orden Franciscana, relanza la devoción al Santísimo Crucificado y promueve la colecta del Pan de los pobres.
Con estas primeras iniciativas el padre Angélico comenzaba a insertase profundamente tanto en la vida espiritual como en la caritativo-social de Caltanissetta, pero Dios lo llamaba a algo más grande. La ciudad fue presa de luctuosas tragedias familiares por los derrumbes de las minas de azufre, en 1881 en Gessolungo y en 1882 en Tumminelli. Las víctimas, exclusivamente hombres, dejaron en una difícil situación a numerosas familias. Para aliviar los dolores y la miseria, junto a la iglesia del Señor de la Ciudad, en septiembre de 1883 el Siervo de Dios compró algunas casas, reestructurándolas desde los cimientos, para acoger las hijas de los mineros muertos.
En los primeros días de octubre de 1884, 12 huérfanas acompañadas de dos colaboradoras encontrarán una casa. Luego de un año las dos colaboradoras se convertirán en sor Josefina Ruvolo y sor Gracia Pedano, las que, vistiendo una túnica gris, el velo negro y el cordón franciscano, se consagraban al Señor poniendo las bases del Instituto de las Hermanas Franciscanas del Señor de la Ciudad. Era el 15 de octubre de 1885. Siguiendo la intuición y guiadas por el consejo del Siervo de Dios, la Congregación el 4 de octubre de 1899 recibió el Documento de aprobación firmado por Mons. Ignacio Zuccaro, Obispo de Caltanissetta. El 30 de agosto de 1960 la Santa Sede emitirá el Decreto de aprobación pontificia de la Congregación denominada Hermanas Franciscanas del Señor.
El Siervo de Dios también fue el promotor de la prensa católica con la publicación, a partir de diciembre de 1879, el periódico mensual Despertad Terciarios Franciscanos. Compilación de otras revistas franciscanas de la época con el agregado de artículos propios, dirigido a suscitar la caridad franciscana entre los miembros de la Tercera Orden y a promover la acción social en favor de los pobres.
Junto a la acción caritativo-social hacia las huérfanas, el Siervo de Dios se movió para encontrar una nueva sede a los hermanos capuchinos. La primera piedra del nuevo convento, el tercero construido en Caltanissetta, se colocará el 20 de noviembre de 1888. La construcción fue muy lenta, tanto que la vida capuchina reiniciará el 4 de octubre de 1904 cuando los primeros hermanos, entre los cuales también el Siervo de Dios, retomaban la vida común luego del tempestuoso tiempo de las supresiones.
El 29 de julio de 1911 el padre Angélico, dado que su estado de salud era muy precario, y por las dificultades de asistencia en el convento, le pide al Ministro provincial vivir en la casa paterna. Escuchado su pedido, desde 1912 hasta su muerte, el 9 de julio de 1920, el Siervo de Dios, ayudado por las hermanas Damiana y Teresa, continuó con el apostolado y la ayuda a cuantos le pedían un consejo, y a guiar con prudencia el Instituto que había fundado.
Sin medios, sin clamores, sin proclamas, ofreció una mano y todo lo que poseía a quien sufría o estaba en la indigencia. Para el Siervo de Dios la ayuda material o espiritual al pobre tenía su origen en aquella compasión evangélica que lo llevaba a percibir las urgencias concretas realizando un servicio de caridad y poniéndose a disposición como ministro de Dios para dispensar la misericordia y el pan de vida.
Por lo tanto, la caridad surgida y alimentada por la fe en el Christus patiens, Señor y Redentor, revelado y orado en la pequeña Iglesia del Santísimo Crucificado Señor de la Ciudad, no podía más que dilatarse en aquellas audaces iniciativas que marcaron el ministerio pastoral del sacerdote capuchino Angélico Lipani.