Ordo Fratrum Minorum Capuccinorum ES

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updated 11:54 AM UTC, Mar 20, 2024

Adviento mariano

Entrevista a fr. Raniero Cantalamessa

No se puede «volar sin alas». Parafraseando a Dante Alighieri, fr. Raniero Cantalamessa, en esta entrevista a «L’Osservatore Romano», explica el tema «Encontraron al niño con María, su Madre (Mt 2,11)», elegido para las tres prédicas que desde el 6 de diciembre tendrá, en los viernes de Adviento, en el Vaticano, en la capilla Redemptoris Mater, en presencia del Papa.

¿Por qué la elección de dedicar las prédicas a la Madre de Dios?

Es desde el tiempo de san Juan Pablo II, precisamente luego de su encíclica Redemptoris Mater, que no dedicaba un ciclo de prédicas a la Madre de Dios. Me pareció que llegó el momento de poner de nuevo a María en el centro de nuestros momentos de reflexión en la capilla que en un inicio fue llamada capilla Matilde y ahora, justo luego de aquella encíclica, se llama Redemptoris Mater. Pero también hay otros motivos más profundos. El clima ecuménico en el que vivimos y que motiva tantas iniciativas de Francisco nos permite hacer de la Madre de Dios un factor de unidad y no más de división entre los cristianos de las diversas denominaciones. En mis prédicas me esfuerzo por sacar a luz aquel núcleo esencial del culto de María que une a todos los creyentes en Cristo. Tal núcleo consiste en hablar de María a partir de la Escritura y del dogma del concilio de Éfeso de 431 que la proclamó «Madre de Dios» (Theotokos). En este título se resume toda la grandeza de María y la razón de su culto. En la Redemptoris Mater, Juan Pablo II insiste en particular sobre el título de María como «la primera creyente», aquella que «caminó en la fe» y ahora es «nuestra Madre de la fe». Un modo de hablar de María que los hermanos protestantes no pueden no sentir adecuado de su espiritualidad.

¿Cómo podemos hacer un camino de vida acompañados por María?

La liturgia de Adviento nos prepara para Navidad a través de tres figuras, Isaías, Juan el Bautista y María; el profeta que de lejos anunció el nacimiento del Emmanuel, el precursor que lo señaló al mundo como el Cordero de Dios y la Madre que lo llevó en su seno. María es la única que no celebró el Adviento, sino que lo vivió en su carne. Como toda mujer encinta –y ella en un modo único en la historia– sabe qué significa estar “en espera”. Su mirada estaba más dirigida hacia dentro de sí que hacia fuera, y en esto es el ícono viviente de una Iglesia contemplativa. En el alboroto del consumismo desenfrenado que caracteriza este tiempo, María recuerda silenciosamente al mundo que no hay Navidad sin Jesús, que la Navidad que el occidente secularizado se prepara a celebrar es una fiesta sin el festejado, y por ello una fiesta triste. Los rostros de las personas del día después de Navidad son la prueba viviente de que no son las cosas las que pueden hacer la felicidad del ser humano. Con Jesús, los dones aún los más pequeños agregan alegría a la alegría; sin Él las cosas creadas nos «cisternas agrietadas que no contienen el agua», dijera el profeta Jeremías.

¿Cuál fue el rol de María en el nacimiento de la Iglesia?

Recogiendo una tradición ininterrumpida, particularmente viva en la Iglesia latina, María es proclamada en el Vaticano II «figura de la Iglesia». Los Padres enseñaron que lo que se dice de María vale universalmente para la Iglesia y singularmente para el alma. Otras imágenes con las que se expresa esta íntima relación son María «primera célula de la Iglesia» o «la Iglesia en su estado naciente», y también «espejo de la Iglesia».

¿El Adviento es un tiempo mariano?

En el centro del Adviento, como de todo tiempo del año litúrgico, está Cristo en cuanto mediador entre Dios y el hombre. El Adviento es un tiempo cristológico y trinitario, pero es también mariológico en el sentido que el misterio de la Encarnación, que es el centro de este tiempo, se realizó en ella. También la Palabra de Dios que nos acompaña en el tiempo de Adviento y de Navidad la tiene casi siempre como protagonista. María, decía san Bernardo, es «la puerta a través de la cual Dios entró en el mundo y es ahora la puerta a través de la cual nosotros podemos entrar en Dios». Quien quiere una gracia y no recurre a ella -dice nuestro Dante Alighieri- es un iluso que «quiere volar sin alas»

de Nicola Gori

Fuente – L’Osservatore Romano

http://www.osservatoreromano.va/it/news/avvento-mariano

Descarga las prédicas de Adviento 2019 de fr. Raniero Cantalamessa OFM Cap.

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Avvento mariano

Modificado por última vez el Martes, 31 Diciembre 2019 14:52