Ordo Fratrum Minorum Capuccinorum ES

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updated 11:54 AM UTC, Mar 20, 2024

Pontificio Colegio Etíope

Vaticano
Entrevista al rector del Pontificio Colegio Etíope. A la sombra de San Pedro
L'Osservatore Romano

Cien años de vida. Se abrieron en la tarde del viernes 10 de enero en Roma, en el Pontificio Instituto Oriental, las celebraciones por el centenario de fundación del Pontificio Colegio Etíope.

Los festejos – de los cuales participaron todos los obispos de Etiopía y de Eritrea – se desarrollaron en el Vaticano la mañana del sábado 11 de enero, cuando los miembros del colegio fueron recibidos en audiencia por el Papa Francisco. En la tarde, siempre en el Vaticano, en la iglesia de San Esteban de los Abisinios, tuvo lugar la oración solemne de la Vísperas. En la misma iglesia, el día siguiente, fueron cantadas las Laudes de la Divina liturgia.

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Entrevista al rector del Pontificio Colegio Etíope: Hailemikael Beraki OFMCap
A la sobra de San Pedro

por Nicola Gori

El Pontificio Colegio Etíope – la única institución formativa de su tipo presente dentro de los muros vaticanos – es un punto de conocimiento, de comunión y de vínculo entre las Iglesias en Etiopía y en Eritrea y la Iglesia universal. Lo explica en esta entrevista a «L’Osservatore Romano» el fraile menor capuchino eritreo Abba Hailemikael Beraki, que desde 2019 es rector del Instituto que en estos días celebra el centenario de su fundación.

¿Cómo explica la presencia del Pontificio Colegio Etíope dentro del Vaticano?

La explicación se encuentra en los gestos que de los Pontífices tuvieron con nosotros, en particular de Benedicto XV y Pio XI. Luego de los Pactos Lateranenses, los colegios que estaban dentro de los muros vaticanos fueron trasladados a la ciudad de Roma. Por un privilegio y por una predilección de los Pontífices, nosotros hemos permanecido aquí. Ya existía un hospicio para los peregrinos abisinios desde 1481. Se encontraba detrás del ábside de la basílica, junto a la iglesia dedicada a San Esteban de los Abisinios. Benedicto XV transformó el hospicio que en 1919 permitió la apertura del colegio. Su sucesor, Pio XI, heredó esta realidad y la potenció. En 1930 hizo construir en los Jardines Vaticanos la nueva sede, que es la que actualmente conocemos como Pontificio Colegio Etíope.

¿Qué estudiantes residen?

Desde 1919 hasta 1970 estuvimos recibiendo jóvenes seminarista que venía de Eritrea y de Etiopía. Hacían la escuela media, y luego la filosofía y la teología en los ateneos romanos. Una vez ordenados sacerdotes regresaban a sus respectivos Países para desarrollar el servicio pastoral. Desde 1970 en adelante, en cambio, no se hospedan más seminaristas sino sacerdotes. El objetivo es de formarse en las diversas universidades para conseguir la licenciatura o el doctorado. En general son sacerdotes diocesanos de rito oriental provenientes de Etiopía y de Eritrea. No hay religiosos.

¿Pero usted es consagrado?

Debemos recordar un poco la historia del Colegio. Él nació de una iniciativa de dos misioneros capuchinos que regresaron de Eritrea. Se llamaban padre Francesco de Offeio y padre Angelo de Ronciglione. En los años veinte del siglo pasado los dos frecuentaron el hospicio de San Esteban de los Abisinios, que en aquel tiempo era casa de formación de los Trinitarios descalzos. Habían pedido a los hermanos poder hospedar a un alumno de ellos del seminario de Cheren que había venido a Roma para continuar los estudios de preparación al sacerdocio. Entrando en el hospicio, vieron algunas tumbas de nuestros compatriotas y de allí les surgió la idea de un Colegio. Pidieron a Benedicto XV el privilegio de poner a disposición de los seminaristas eritreos esos locales. Entonces contactaron a una persona influyente, el jesuita Camillo Beccari, que habló con el Pontífice y le entregó la carta. Le escribieron también al primer vicario apostólico en Eritrea, monseñor Camillo Carrara, exministro provincial de los Capuchinos en Lombardía.

¿Nace así la unión con los frailes menores capuchinos?

La iniciativa del Colegio partió de esos dos misioneros capuchinos y así la gestión fue confiada a nuestra Orden. De hecho, desde 1919 a 1979 fueron capuchinos de diversas nacionalidades directores del colegio. Desde 1970 a 1999 entraron los monjes cistercienses, luego de 1999 al 2003, un sacerdote de Addis Abeba. Siguieron los lazaristas del 2003 al 2012. Desde el 2012 la gestión fue confiada a los Frailes Menores Capuchinos de Eritrea y de Etiopía. El Colegio vuelve a entrar dentro de las competencias de la Congregación para las Iglesias Orientales.

¿Qué importancia reviste para la Iglesia de vuestro País?

El Colegio tiene una importancia vital, porque aquí se forman los sacerdotes que serán los guías del pueblo, los “maestros” que conducirán la Iglesia local. Algunos estudiantes un día probablemente serán obispos. En el curso de los años fueron once los que han estudiado en el colegio y luego recibieron la ordenación episcopal. En 1930, en nuestra capilla, fue ordenado el primer obispo originario de Etiopía y de Eritrea, Monseñor Kidanè-Maryam Cassà, de la archieparquía de Asmara. Viniendo aquí los sacerdotes se forman con una mentalidad abierta, con un horizonte amplio. Conocen diversas realidades no sólo dentro de la Iglesia católica, sino también de las otras Iglesias, sobre todo ortodoxas. Algunos de nuestros estudiantes frecuentan el Pontifico Instituto Oriental, donde hay alumnos provenientes de todas las partes del mundo. Hay católicos, pero también ortodoxos, y de este modo confrontan y comparten fraternalmente.

¿Cuántos estudiantes tienen actualmente?

Veintiuno, de los cuales catorce etíopes y siete eritreos. Yo que tengo el encargo de ser el rector soy eritreo mientras que es vicerrector es etíope. También hay tres hermanas de la India que nos ayudan en la conducción de la casa. Pertenecen a la congregación de la Pequeña Flor de Betania. Esa “pequeña flor” ya se transformó en grande y las hermanas son cerca de mil esparcidas por todo el mundo. Tenemos tres empleados que nos ayudan en la cocina y en la limpieza. El Colegio puede hospedar hasta 25 estudiantes, además de tener algunas habitaciones para huéspedes.

¿Qué hacías antes de ser rector?

Era fraile en Eritrea y continúo siéndolo también aquí. Fui por muchos años formador de los jóvenes en la Provincia Capuchina de Asmara. Después fui secretario provincial durante 15 años y luego fui elegido Ministro Provincial por seis años. Cuando terminé el mandato fui llamado a Roma y destinado al barrio Garbatella, donde hay un pequeño convento junto al monasterio de las hermanas Clarisas Capuchinas. Por cuatro años fui el superior de la casa y capellán del monasterio.

© L'Osservatore Romano, 10 - 11 de enero de 2020

Fuente:  www.orientecristiano.it

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Rettori del Pontificio Collegio Etiopico

Modificado por última vez el Sábado, 25 Enero 2020 06:55