Ordo Fratrum Minorum Capuccinorum ES

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updated 11:54 AM UTC, Mar 20, 2024

Los capuchinos en Argelia

Los capuchinos en Argelia

Una vida simple, fraterna, misionera

La fundación de la fraternidad de los Capuchinos en Tiaret se remonta a la decisión del capítulo electivo de la Provincia de Francia-Vallonia de 2006. Luego de la conferencia de Madrid de 2005 sobre la secularización en Europa, dos hermanos, Dominique Lebon y Hubert Lebouquin, hicieron una primera exploración y presentaron un informe, votado luego por una gran mayoría. El hno. René fue al encuentro de ellos en Argelia, en Tiaret, el lugar donde le Obispo de ese entonces imaginaba que podrían ser florecientes. Y esto fue realidad. El hno. Mariusz, de la provincia polaca de Cracovia llegó en 2013, y el hno. Pascal en 2017, mientras que el hno. Dominique regresó a Francia luego de 10 años de presencia.

La simplicidad, una impronta franciscana

Nuestra vida fraterna en Tiaret, ciudad de los Altiplanos, en los confines de Orán, se desarrolla en simplicidad franciscana. Nos ocupamos de los quehaceres domésticos, ayudados por una señora dependiente a tiempo parcial, la que se ocupa de la limpieza del espacio de la comunidad parroquial. De hecho, somos responsables de la parroquia Santa Magdalena de Tiearet, de la que Mariusz es el párroco, que acoge sobre todo a estudiantes subsaharianos (unos veinte) y algunos cristianos argelinos.

Tenemos un oratorio para la vida de oración comunitaria y personal, y una sala multiusos para las celebraciones dominicales y festivas, que tienen lugar los sábados por la tarde y los días festivos. Nuestra economía se compone por una especie de ingresos de subsistencia (como pide el Papa Francisco) dado mensualmente por la diócesis a cada hermano activo, siendo de 21.000 dinares argelinos (100 euros). A esto se agrega la pensión mensual del hno. René, la solidaridad de la Provincia para los seguros sociales y otras donaciones. Los gastos, además de la vida ordinaria, son para ayudar a personas en dificultades, para la Provincia y para los instrumentos para la misión.

La fraternidad como primer testimonio

Los hermanos son conscientes de que su primer testimonio es su modo de vivir fraterno. Cuidan este modo de ser en relación de los unos con los otros a través de los instrumentos tradicionales de la vida capuchina: la celebración regular del capítulo local, la liturgia simple e inmersa en el silencio de la oración, la corresponsabilidad de la gestión de la casa. No están sobrecargados de trabajo. Consideran la hospitalidad como un elemento central de su existencia y un testimonio de la vida que acogen en el silencio de la oración y en el compartir fraterno.

La misión pacífica y gratuita en medio de los musulmanes y para los musulmanes

Nuestra relación con el mundo debe tener en cuenta los límites impuestos por el país: por ejemplo, está prohibido trabajar sin una visa de trabajo (un seguro por parte de una empresa extrajera autorizada). La religión del Estado es el Islán; extremamente minoritaria, la presencia cristiana en general, y católica en particular, está bajo vigilancia. Esto nos lleva a la primera regla de san Francisco. De hecho, buscamos permanecer “humildes y sometidos a todos” sin perder por esto nuestra dignidad. No ocultamos que somos cristianos. Cuando es necesario y “agrada a Dios”, decimos salgo más. A veces ocurre que vengan los argelinos y las argelinas a hablarnos de Dios y de una experiencia de Cristo, frecuentemente vivido a través de un sueño o un milagro. El acompañamiento a los que Cristo llama forma parte de la misión de la Iglesia en este País. Estamos aquí también por ellos.

No hay nada de especial para hacer sino el estar presentes allí, desarmados y acogedores, permanecer en el tiempo y aprender las lenguas del país (el árabe clásico y el cabilio, un dialecto bereber, y también el árabe dialectal).

Un llamado urgente y una necesidad vital

¿Cuál es la situación de la Iglesia en Argelia? Y ¿Cómo puede el carisma capuchino responder a los desafíos que presentan?

En Argelia, una Iglesia frágil

El mundo en el que vivimos tiene una larga tradición islámica. Las relaciones sociales respetan la separación entre lo público y lo privado, en el que las mujeres dominan el segundo, mientras que los varones ocupan mayoritariamente el primero. Esta relación puede cambiar en las administraciones, en la escuela y en el campo de la salud.

La presencia de la iglesia católica está unida a la historia colonial francesa. Este origen aún se percibe: los edificios, los usos, las referencias son innegablemente europeas. El aporte de las congregaciones africanas y, sobre todo, la presencia viva y dinámica de los estudiantes subsaharianos, de todas las pertenencias cristianas, viene a renovar hoy este rostro. Expatriados cristianos que trabajan en las empresas extranjeras y en las embajadas enriquecen esta bella diversidad.

Los desafíos del nuevo milenio

La misión en Argelia es inseparable del contexto actual del mundo en el que vivimos. Ella se confronta, a su modo, con los desafíos contemporáneos más difíciles.

La migración, inicio de un fenómeno aún por venir

La migración es el primer desafío que atraviesa la vida de nuestra iglesia local. La ciudad de Tiaret no está en el camino de los migrantes subsaharianos hacia Europa; Orán, en cambio, se encuentra en la “primera línea” de todos los tráficos ligados a este fenómeno. Las personas detenidas en las prisiones argelinas, por motivos que van desde el tráfico de drogas a la falsificación, desde el fraude a la fabricación de cheques falsos, son también nuestros “parroquianos”. Casi 80 miembros de la Iglesia argelina, entre los cuales dos hermanos capuchinos, visitan a estos presos en todo el territorio. Esta misión es una de las más claras de nuestra Iglesia, y de las más significativas para la administración argelina.

Los migrantes también son objeto de una atención particular a través de varios proyectos sostenidos por Caritas Argelia, algunos de los cuales tienen a un hermano implicado: el “Jardín de las Mujeres” es el lugar de escucha y de acogida, el centro diocesano Pierre Claverie, ambos en Orán.

¡Pero ante todo nos percibimos como una Iglesia de migrantes!

¿Religiones que se enfrentan o creyentes que se reconocen?

El diálogo interreligioso es, evidentemente, una las principales preocupaciones de nuestra misión. Cambiando de perspectiva, desde este otro lado del Mediterráneo, miramos con agudeza el así llamado «choque de civilizaciones» y las diferentes corrientes de pluralidad en el trabajo en Europa y en el mundo. Para nosotros, se trata de un compromiso de búsqueda paciente, y menos espectacular, de un verdadero renacimiento de una civilización inclusiva. Los creyentes, como invita el Papa Francisco, deben recibir juntos la paz y vivir en la bienaventuranza de los trabajadores por la paz.

Modificado por última vez el Viernes, 22 Enero 2021 18:06