Ordo Fratrum Minorum Capuccinorum ES

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updated 11:54 AM UTC, Mar 20, 2024

Formación en el corazón de nuestras estructuras

Quisiera hablarles en este espacio de tres cuestiones importantes sobre la formación y de cómo podemos hacerlas vida en las distintas circunscripciones. En la Curia General estamos trabajando en una comisión que lleva por nombre la comisión de la perseverancia y la fidelidad, la cual tiene como objetivo descubrir ¿Cuáles son los motivos de abandono de los hermanos? Antes de haber terminado este trabajo creemos tener la intuición de lo que tenemos que hacer para que esto no suceda, la cual pareciera ser la urgencia de reforzar los espacios de formación, en cada una de las circunscripciones, creando espacios formativos verdaderamente fuertes, sanos y que sean capaces de transmitir nuestro carisma.

Revisión y refuerzo de los espacios formativos

Los espacios formativos, que están compuestos de hermanos en formación y de formadores, deben de ser reforzados, especialmente en la calidad formativa de los formadores, para que puedan hacer un acompañamiento eficaz, especialmente en dos áreas de mayor preocupación en estos momentos en que vivimos. La primera área es la carismática, pues es cierto que no solo somos religiosos, sino que somos religiosos capuchinos y tenemos que conocer muy bien nuestra espiritualidad franciscana para poder transmitir estos valores. La segunda área es la humana, especialmente en el ámbito de la afectividad y la psico- sexualidad, pues son espacios en los cuales se debe de reflexionar y revisar para crecer como religiosos en libertad, en capacidad de amar de una manera mucho más universal. En este sentido, el objetivo fundamental de la formación debe de ser revisar en la circunscripción que espacios de formación tenemos y como esos espacios de formación están gestionados por hermanos que han adquirido las competencias de transmitir nuestros valores carismáticos y de acompañar de modo fundamental el área afectiva que ayuda a madurar la parte psico- sexual.

Binomio estructuras y hermanos

La Orden se debe de esforzar en reflexionar para encontrar un equilibrio entre las estructuras en las que vivimos y los hermanos. Dentro de nuestra vida está latente la frase que “siempre sacrificamos hermanos para mantener estructuras, por esa razón, desde el secretariado de la formación nos esforzamos por desarrollar la “Teología de los dones”. En el proceso de acompañamiento, los formadores tienen que ayudar a los hermanos a descubrir cuáles son sus dones, los dones que Dios a puesto en sus corazones, pues los hermanos que vienen a las puertas de nuestros conventos no son solamente para mantener las estructuras ya existentes, sino para que también encuentren un espacio para donarse y donar las aptitudes recibidas a través de la fraternidad y del servicio pastoral. Estos dones muchas veces se inclinan hacia el servicio sacerdotal y otros hacia una infinidad de servicios como el arte, la medicina, la misión, el trabajo de la tierra, con los pobres, etc. Por esa razón, deseamos que las circunscripciones puedan dar espacios y adaptar a los distintos dones de los hermanos para que puedan dar fruto y esos frutos puedan ser entregados y donados a la Iglesia y el mundo.

Este es uno de los pocos requisitos que San Francisco pone a nuestra familia, esto es, que los dones no son para que nos apropiemos de ellos, los dones son para que nosotros los entreguemos alegremente a los demás, como hemos dicho, a nuestra fraternidad, a la circunscripción, a la Iglesia y al mundo. Es importante respetar esto como si estuviéramos pisando terreno sagrado esos dones que Dios, el mismo Dios a dado a cada uno de los hermanos y no pedir sacrificios inútiles y estériles en función de salvar estructuras que, a veces no son oportunas o necesarias.

Formación a una pastoral capuchina

En tercer lugar, el papa Francisco en sus diez años de magisterio, a través de sus dos encíclicas, laudato Si y Fratelli tutti, nos está indicando, a toda la Iglesia y a nosotros en concreto como franciscanos, cales deberían ser nuestras prioridades pastorales. Sabemos que está muy bien todo lo que nosotros hacemos por la gente, pero dentro de nuestras prioridades, deberíamos tener una sensibilidad mayor a todo lo que tiene que ver con los pobres, con el cuidado de la tierra, a colaborar y crear en nuestros propios países procesos de pacificación, estructuras de justicia y mucho más importante hacerlo juntos, como hermanos, no a título individual, tratando de no caer en la tentación del narcisismo pastoral. Hagamos el esfuerzo de entre todos, leer el evangelio y con el evangelio, leer la realidad para tratar de responder a los retos que se nos están presentando, desde nuestros valores carismáticos. 

Que la prioridad en nuestras circunscripciones hoy en día sea justamente, antes de las cuestiones pastorales y unido a ellas, la creación de estos espacios formativos sanos, ricos y fuertes para que nuestro carisma pueda realmente enraizarse en nuestras tierras.